sábado, 20 de febrero de 2016

MI MÁS SINCERA CANCIÓN.

Ayer me volvieron a preguntar por ti.
Y yo, como tantas otras veces,
lejos de saber qué contestar,
esta vez dije:

"La letra de una canción es un conjunto de versos 
destinados a ser acompañados con música.
Mientras que la música es el arte de combinar sonidos
de forma perfectamente armónica y rítmica.

Nos equivocamos en buscar el significado en la letra,
cuando en realidad no dice nada.
No hay canción sin música.

Porque, una vez más, la música es arte.
Un arte que habla por si sólo
y que no necesita de una voz que narre su historia.
-Hay historias que sólo la música sabe contar.-"

-"¿Entonces ella?"-

¿Ella?
Ella es la música.
Y yo soy la letra de esta canción.

Y no sabría muy bien decir el porqué,
pero sonaría a algo parecido a que,
desde el primer momento que la vi,
de repente,
mi desordenada vida,
empezó a cobrar un poquito más de sentido.

miércoles, 17 de febrero de 2016

PARA TODOS AQUELLOS.

A veces escribo cartas.
Y las dedico.
Las dedico a todos aquellos que no opinan lo mismo.

Soy fan de la crítica.
Y sobre todo de que me critiquen.

De comer -pizza- en la cama.
Y follar en las mesas.

De llevar abrigo en verano
y salir en chanclas en invierno.

De empezar los libros por el final.

De hacer los tests de abajo a arriba.

De reírme con las películas más tristes.
Y llorar con las de dibujos animados.

De empezar a vestirme por los pies
porque no me gusta ir sin calcetines.

De hacer las cosas sólo cuando no me lo dicen.

De soñar(te) despierto para poder acordarme.

De aprenderme una canción
empezando por los acordes
porque la música es lo que le da sentido.

De mirarte y callar.
Y sonreír.

De perder el bus para poder ir andando.
Y de coger los trenes cuando están a punto de salir.

De ducharme con la luz apagada
porque todavía es de noche.

De tener el armario ordenado
porque toda la ropa esta amontonada en la silla.

De escuchar musica sin parar
porque prefiero creerme las canciones
que vivir condicionado de lo que pasa fuera.

De dormir con la persiana abierta
para despertarme tarde y ver que ya es de día.

De recordar
sólo para hacerme daño,
y arriesgarlo todo
por empezar una nueva historia.

Y de viajar sin salir de casa
porque prefiero tener tus dedos enredados en mi pelo
a cualquier hotel categorizado con estrellas
-ya hay suficientes en el espacio-.