He contado las veces que me escribiste "te quiero" en la espalda,
cuando llegué a ti perdí la cuenta.
Deja la luz encendida
que vamos a comernos a besos.
A ser sólo nuestros.
Vas a sentirme cerca,
y a ponerte nerviosa,
a entrelazar tus piernas con las mías,
-ya sabes el orden; mía, tuya, mía, tuya-.
Vas a jugar con mi pelo
mientras yo me pierdo por alguno de tus rincones.
Vas a dibujar el contorno de mis labios
con la punta de tus dedos.
Voy a decirte que me gustas más que mear cuando te mueres de ganas
y tú me vas a responder que te gusto más que rascarse cuando pica.
Te voy a confesar que hace tiempo que me dejas los poemas a medias,
y que echo de menos tus labios mojados jugando en mi cuello.
Vamos a hacernos el amor con sólo mirarnos,
y voy a escribir mi nombre en tu pecho,
hasta dejar cicatriz.
Te vas a enfadar cuando te diga que te tienes que ganar mis besos,
e intentes aguantar tus ganas el tiempo que dura un suspiro en tu oreja cuando sea yo quien debe ganarse los tuyos.
Tenemos toda la noche para discutir quién ama más a quién, sin llegar nunca a un acuerdo.
Dame la espalda
siempre que quieras
que yo me encargo de llenártela de cosquillas.
Van a pasar las horas como si fueran segundos
y que le jodan al resto del mundo,
que si piensa venir a molestar
no nos va a encontrar vestidos.