Sueño todavía con recuperar la ilusión.
Esa ilusión despreocupada, inocente,
que sólo tuvimos los que fuimos niños.
La ilusión de hacer todo por primera vez,
veinte veces.
De sentir cada momento como algo único,
irrepetible.
Pero por desgracia crecimos
-y no sé para vosotros-
para mi la palabra crecer
significa ver las cosas desde el otro lado.
Y de repente tú.
Y de repente cada beso es el primero.
Y de repente no puedo resistirme a dejar escapar un "te quiero"
en cada abrazo,
aunque no siempre lo oigas.
Y de repente volví a ser ese niño inquieto,
imparable,
ilusionado,
pero esta vez en el cuerpo de un chaval de 18.
Y joder.
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